En los últimos años, diversas organizaciones mundiales han enfatizado la importancia de adoptar nuevos sistemas para atacar la urgencia climática que enfrenta la Tierra. A esto se suma la escasez de recursos y la necesidad de optimizar recursos en las empresas. En ese sentido, la economía circular emerge como una alternativa al modelo lineal de producción y consumo habitual.
Este sistema busca transformar la manera en la que se produce y consume, pasando de un modelo de extraer, producir y desechar a uno en el que los recursos se mantienen en uso el mayor tiempo posible, generando el mínimo desperdicio.
En Venezuela, la implementación de la economía circular se presenta como una oportunidad para impulsar un desarrollo sostenible, diversificar la economía y crear nuevas fuentes de empleo.
“La economía lineal es de donde estamos partiendo en la mayor parte de las sociedades que es el de extraer, usar y desechar. Un ejemplo común se ve en el caso del agua embotellada, la bebemos y pasa solo segundos en nuestras manos para luego convertirse en un desecho. Esta es la forma en la que estamos haciendo actualmente la mayoría de las cosas, transformamos materiales para que luego se conviertan en residuos. Eso pasa con la mayoría de los productos que utilizamos”, explicó Isaac Vera, ingeniero químico y consultor de proyectos internacionales especializado en economía circular, en entrevista para El Diario.

Para el experto, de este tipo de modelo lineal surgió una reflexión hace varios años y se comenzó a trabajar en la propuesta de circular los materiales y nació la idea de la economía circular.
“Esta iniciativa busca cómo mantener en un ciclo estos materiales, es decir, que no se conviertan en un residuo o que por lo menos la menor parte de los bienes y servicios que requerimos para mantener nuestras actividades no generen contaminación. La economía circular pretende imitar a la naturaleza, por ejemplo, cuando un animal carnívoro se come a otro, genera residuos que al final van a la tierra y alimentan a los animales herbívoros, las plantas, hongos, microorganismos y todo se mantiene en un ciclo cerrado”, acotó Vera.

En la economía lineal se produce basura, la cual se acumula por años generando contaminación mientras que en la circular se pretende reducir al mínimo los desechos, así como la cantidad de recursos naturales que se utilizan para la fabricación de materiales.
“En un ciclo cerrado los productos, los bienes y servicios que sean un poco más circulares, requerimos menos materias primas, menos recursos naturales y además reduce la contaminación”, acotó el ingeniero químico.
Economía circular en Venezuela
Vera destacó que en Venezuela existe un alto potencial para aplicar la economía circular, además aseguró que ya las empresas lo están haciendo.
“No se hace de una forma sistematizada, ordenada todavía porque no hay suficientes leyes o políticas públicas que estén fomentando de forma explícita la economía circular a diferencia de otros países”, indicó el especialista.
Agregó que muchas empresas se han dado cuenta que ciertas prácticas reducen sus costos, aumentan una producción limpia, los hace más eficientes y les permiten diversificar sus actividades.
“La eficiencia energética en Venezuela es sumamente importante porque muchas empresas sufren porque no tienen un servicio eléctrico continuo, tienen que instalar plantas de autogeneración y eso hace que tenga que depender de la compra de gasoil. Pero con la economía circular se puede ser más eficientes en el consumo de energía y de hecho algunas lo implementan para ser más rentables”, indicó el consultor.
En ese sentido, Estela Hidalgo, gerente de Proyectos Especiales y Relaciones Internacionales de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) explicó de qué se trata el Programa AL-INVEST Verde que lideran para capacitar a las empresas en torno al tema de la economía circular.

“Buscamos realizar actividades o incorporar en los procesos productivos de las empresas unas prácticas que están enmarcadas entre la sostenibilidad, el tema de recuperación del ambiente y la economía circular, que permite reusar, reutilizar y reprocesar los materiales. Por ejemplo, desechos del propio proceso productivo se reprocesa y puede ser una materia prima para otro propio o de otra empresa”, dijo Hidalgo en entrevista para El Diario.
El plástico es uno de los materiales que se pueden procesar para generar otros insumos en la economía circular. De hecho, en el país hay personas que se dedican a la recolección de este tipo de envases para darles una nueva vida y reducir la contaminación.
“Hay una empresa en Venezuela, que se llama Plásticos del Tigre, ellos están afiliados a una de las cámaras de Conindustria y en 2024 ganaron un reconocimiento porque extienden la vida útil de su materia prima haciendo otros productos para la comunidad”, explicó Hidalgo.
En el hogar, una manera de aplicar la economía circular se ve cuando se guardan los envases plásticos en los que vienen algunos alimentos para guardar otras cosas, para reutilizarlo en vez de desechar como basura.
“Otra manera de aplicar la economía circular es la sostenibilidad, que tiene que ver con la disminución de consumos y el ahorro en utilización de combustibles, por ejemplo, de gas, de gasolina”, señaló la gerente de Conindustria.
Beneficios de la economía circular
En el caso de las empresas, la economía circular se traduce en rentabilidad y competitividad, ya que al reutilizar o reprocesar la materia prima, al bajar los consumos energéticos o de agua, el costo de producción se reduce.
“La empresa se hace más competitiva porque el precio final del producto que va a ofrecer al mercado va a ser menor, eso es lo que llamamos rentabilidad. Y competitividad porque cada vez más, los mercados están exigiendo productos y servicios que provengan de empresas que sean responsables con el ambiente”, acotó Hidalgo.

El experto en economía circular, Isaac Vera, también refirió que los beneficios de este modelo implementado en los hogares, comienza con el ahorro económico. Y al transpolar esa aplicación a las industrias, se observa de igual manera una reducción de costos.
“En lugar de comprar materia prima, adquirir residuos y transformarlos es un ejemplo de economía circular. Los colegios, universidades, hospitales, clínicas, empresas de todo tipo, todos pueden implementar este modelo”, señaló Vera.
Otro de los beneficios para las empresas, tiene que ver con la imagen corporativa, ya que al hacer economía circular se está mitigando la contaminación, reduciendo el impacto como industria y eso atrae a los clientes que cada día son mucho más exigentes con el tema ambiental.
En el caso de las empresas que exportan, cada día también es mayor la exigencia de otros países sobre preferir productos que provengan de materiales reciclados.
Ambos expertos coincidieron en que tanto en América Latina como en Europa, existen leyes y normas para que las empresas apliquen la economía circular.
“Esto es algo que tiene ya muchas décadas aplicándose, pero tomó un poco más fuerza porque las multilaterales empezaron a potenciarlo. Si una empresa quiere exportar tiene que cumplir con normativas de la Unión Europea y la economía circular aporta a que tú estés al día con eso, porque evidentemente tiene que ver con el desarrollo sostenible, con mitigación de impacto, con producción limpia”, acotó Vera.
Proyecto AL-INVEST Verde
En el ámbito empresarial, el ente lidera un proyecto con financiamiento de la Unión Europea en el marco del programa AL-INVEST Verde.

“Este programa de la Unión Europea para países de América Latina, ocurre más o menos cada cuatro años y esta es la sexta versión. Está enfocado al tema verde, pensando en la recuperación del ambiente, el cambio climático, todo lo que tiene que ver con el uso de la sostenibilidad”, destacó Hidalgo
El proyecto de Conindustria fue seleccionado para incorporar a las pequeñas y medianas empresas (PYMES) venezolanas a la economía circular en cuatro fases: diagnóstico, capacitación, asistencia técnica y certificación para obtener un sello verde.
“El diagnóstico se da a través de una herramienta que ya se desarrolló en el marco del proyecto para ver cuál es el estatus del proceso productivo de la empresa que se va a incorporar. Esto permite ver cuáles son las áreas de oportunidad de incorporar las prácticas circulares. Luego, la empresa puede capacitar en el área a dos personas, financiado en buena parte por la Unión Europea”, detalló la líder del proyecto de Conindustria.
Seguidamente, viene la fase de asistencia técnica que va de la mano de un consultor especializado, para desarrollar un proyecto particular para cada una de las empresas que estén en el proyecto.
Al incorporar prácticas de circularidad, las empresas pueden optar a tener una certificación de sello verde, lo que las establece como practicantes de circularidad en su proceso productivo.
“Esas capacidades que estamos desarrollando quedan en Venezuela, y Conindustria a través del portal Coninverde va a ofrecer asistencia técnica, diagnóstico, capacitación y apoyo para obtener el sello verde, como una norma de circularidad que en el marco del proyecto”, agregó Hidalgo.
Para la gerente de Conindustria, el tema de recuperación del ambiente es una responsabilidad de todos los ciudadanos del mundo por lo que resaltó que cada uno puede aportar a la economía circular.
“Una cosa que es fácil de hacer es clasificar y separar los envases, papel, plástico, cartón antes de desecharlos. Hay personas que recolectan estos residuos, los procesa, los transforma y no los incorpora al ambiente a través de la basura”, dijo la experta.

Innovación y capacitación
En cuanto a la innovación necesaria para aplicar la economía circular, el experto Isaac Vera señaló que el hecho de transformar un material para ofrecer un nuevo producto ya se puede considerar como una forma de innovar.
“Las personas que alquilan lavadoras representan una forma de innovar, porque estás convirtiendo un producto en un servicio. Ese es un poco el concepto de la economía circular, utilizar los materiales de una forma constante. Innovar no siempre tiene que ver con desarrollar una gran tecnología”, señaló Vera.
En otros aspectos sí se necesita una innovación tecnológica, por ejemplo, las plantas de plástico en Venezuela son diferentes a las de Europa, que generan menos residuos y consumen poca energía.
“Lo que se les recomienda a las empresas es ir por escalas, primero hacer las acciones que están a su alcance, que no requieren cambios tecnológicos, sino enseñarlos a cómo ser más eficientes, como tener una cultura con los trabajadores sobre economía circular, fomentar el reúso, el reciclaje, reducir los impactos ambientales”, explicó el ingeniero químico.
De esto también se trata el apoyo técnico y capacitación del proyecto de Conindustria que reciben las empresas inscritas en el programa.
Mientras más personas se sumen a conocer de qué se trata la economía circular y aplicarla desde los hogares y los sectores económicos, se estará haciendo más en beneficio del planeta.
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