Un aire triunfal soplaba este jueves por la mañana en la jornada inaugural de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC son sus siglas en inglés). Se celebra cada febrero en un centro de convenciones al sur de Washington, pero esta vez, un mes después de la consumación de una revancha con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, la satisfacción y la euforia eran palpables entre los miles de asistentes a un cónclave que solía ser una reunión de intercambio de ideas del Partido Republicano, pero hace años que vive secuestrada por el trumpismo. Esta edición, entre cuyos participantes ya no queda rastro de la vieja guardia de la formación, también servirá para evidenciar el fortalecimiento de los nexos transatlánticos del movimiento MAGA (Make America Great Again) con los partidos de la ultraderecha europea.