En tiempo de descuento, como suele suceder en todos y cada uno de los recurrentes episodios relativos a la financiación del Gobierno de EE UU, el Senado ha aprobado este viernes un plan temporal para mantener a flote la Administración hasta el 30 de septiembre, evitando así el llamado cierre de la misma, que entre otras consecuencias privaría de su salario a los empleados federales o de sus pensiones a los beneficiarios de la Seguridad Social.