Desde que la Administración de Donald Trump anunció su proyecto de revocar el estatus legal a las más de 530.000 personas que entraron a Estados Unidos con parole humanitario, Gabriela está evitando salir a la calle. Antes de eso tenía tres trabajos: maestra auxiliar en una escuela primaria, mesera de un restaurante de tacos y recepcionista de una tienda de muebles, en el pueblito de Tennessee donde vive. Ahora solo va a la escuela, que le queda a dos minutos de la casa. Y apenas sale al Walmart el fin de semana, a comprar lo básico.