Donald Trump quiere transformar Estados Unidos en un balneario para blancos. Convertido desde el pasado 20 de enero en el hombre más poderoso del mundo, desvía la atención internacional hacia Gaza, aranceles de quita y pon o la propiedad del Canal de Panamá, mientras dentro de sus fronteras extiende una deriva de tintes xenófobos con recetas del pasado que, si bien no esconde, se desdibujan en medio de un ruido ensordecedor. Trump y su Gobierno avanzan decididos en la creación de un nuevo enemigo interno para los estadounidenses: el migrante latino, al que hay que identificar, señalar y expulsar del territorio.
Migrante cubano
Tengo miedo de que Donald Trump deporte a mis mejores amigos y familiares.
—Firma
Migrante hondureña
Yo tengo miedo
– Separarme de mi hijo
– Que puedan llegar a mi trabajo
– Que cuando me arresten me encadenen como si yo fuera un criminal o un animal.
—Morena
Migrante mexicana
¡Tengo miedo a no volver a ver a mi familia! —Andrea
Migrante mexicana
Las personas no migran por placer, lo hacemos por necesidad y siempre dispuestos a trabajar y a contribuir a la nueva sociedad del pais donde llegamos, pero esto no lo entienden los que como Trump nunca han pasado necesidades, dolor o maltratos, Trump ha crecido con todos los privilegios y aun asi, disfruta metiendo o temor, anciedad e insertidumbre a nosotros los inmigrantes. Estos cuatro años seran como una pesadilla. —Rosalba
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Mónica Juárez Martín y Ángel Herdora