“Promesas hechas, promesas cumplidas. Los vuelos de deportación han comenzado”. Así anunció la Casa Blanca el inicio de las expulsiones masivas de inmigrantes por aire el pasado 24 de enero, apenas cuatro días después de la llegada de Donald Trump, junto a la fotografía de una fila de personas esposadas de pies y manos abordando un avión. Esas imágenes estuvieron en el centro de la crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia dos días más tarde, en medio de reclamos por las condiciones de los traslados y amenazas comerciales que desbordaron las tensiones entre ambos países. En México, en cambio, los vuelos de repatriación han tenido un perfil bajo. La presidenta, Claudia Sheinbaum, rompió el silencio el pasado lunes y reconoció que se han recibido cuatro aviones durante la primera semana de Trump. Poco más ha salido a la luz. Se desconoce el estado en el que los connacionales han llegado a territorio mexicano, cuánto tiempo llevaban viviendo en Estados Unidos y a dónde han sido trasladados.