La “cabeza fría” de Claudia Sheinbaum para negociar con Donald Trump parece estar alcanzando un límite. La mandataria de México había marcado una enorme diferencia respecto de otros líderes mundiales que han respondido a la temperamental manera de negociar del presidente de Estados Unidos con su misma magnitud y falta de tacto político. Sheinbaum festejaba que su templanza y paciencia habían traído para México importantes beneficios, como haber librado buena parte de los aranceles impuestos por Trump a las importaciones del resto de países del mundo. La mandataria izquierdista también destacaba la buena cooperación bilateral en materia de seguridad en la frontera, tráfico de drogas y armas y migración. Sin embargo, en los últimos días, en uno de esos giros imprevisibles que le distinguen, la Administración Trump ha comenzado a tomar decisiones que impactan fuertemente en México y para las que no tomó en cuenta a sus contrapartes en el país latinoamericano, que batalla por entender los vaivenes de su principal socio comercial. “México no es Piñata de nadie”, ha dicho Sheinbaum este lunes, y ha enfatizado que el país latinoamericano no estará a expensas de las decisiones unilaterales de Washington. “A México se le respeta”, ha zanjado.