Javier Milei es un político inesperado. Saltó al poder sin escalas desde un plató de televisión y en un año se convirtió en un fenómeno de dimensiones continentales. Hoy se considera “un topo” que llegó a la Casa Rosada para destruir desde dentro el Estado y así lo está haciendo. Desde el 10 de diciembre del año pasado, cuando juró como presidente, cerró 13 ministerios, despidió 30.000 empleados públicos y redujo hasta un 74% el dinero destinado a pensiones, educación, salud, ciencia, cultura y desarrollo social. Los mercados celebraron de inmediato el superávit fiscal y el derrumbe de la inflación, resultado del “mayor ajuste de la historia de la humanidad”. La contracara han sido cinco millones de nuevos pobres y una recesión económica que, sin embargo, apenas ha afectado la popularidad presidencial.
Fotografía:
Mariana Eliano
Edición visual:
Hector Guerrero
Collage:
Mónica Juárez Martín
Diseño & Layout:
Mónica Juárez Martín y Ángel Herdora