A pesar de que la mujer es quien protagoniza la labor de parto, en ocasiones se le niega la posibilidad de decidir sobre su propio cuerpo al momento de dar a luz. Sucede en clínicas y hospitales, donde la dignidad puede pasar a un segundo plano entre la prisa del personal médico y la rutina. Pero todavía hay mujeres que luchan por devolver el derecho a un parto elegido y respetado en Venezuela.
Esta responsabilidad recae en figuras como la ginecobstetra y la doula. El equipo de El Diario entrevistó a una profesional de cada rama para conocer su perspectiva para asegurar que las mujeres tomen decisiones informadas en un momento tan importante, y a la vez vulnerable, como lo es el momento de dar a luz.
Lilia Gómez: “Ninguna mujer vive el parto de la misma manera”

La ginecobstetra Lilia Gómez no había escuchado sobre el término “parto humanizado” cuando era estudiante de pregrado de Medicina en la Universidad de Oriente (UDO), en el núcleo Anzoátegui. La primera vez que lo oyó fue cuando se mudó a Caracas para estudiar un posgrado de Ginecología y Obstetricia en el año 2019, especialidad que tomó convencida por la idea de ser una guía en cada etapa que transita una mujer.
Gómez afirmó que hablar de parto respetado no significa eliminar el dolor por completo, sino garantizar que cada mujer tenga acceso a recursos para sobrellevarlo de la mejor manera posible. La especialista explicó que existen diversas herramientas médicas y no médicas que pueden ayudar en este proceso, pero lo esencial es que cada mujer pueda elegir qué opción se ajusta mejor a sus necesidades.
Precisó que lo importante es que ninguna mujer se sienta obligada a aceptar procedimientos sin información previa o sin haber expresado su voluntad. “El parto es un proceso personal y único, por lo que respetar la elección de cada mujer es fundamental para garantizar una experiencia segura y digna”, agregó en entrevista para El Diario.
La ginecobstetra manifestó que, en el área de la salud, persiste la creencia de que una mujer que ingresa a una sala de parto sabe instintivamente lo que debe hacer sin mayor orientación. También señaló que, en muchos casos, se asume que las madres que han dado a luz anteriormente no necesitan quien las guíe porque ya han pasado por la experiencia. Sin embargo, aclaró que cada parto es diferente y que ninguna mujer lo vive de la misma manera.

“En el momento de entrar en labor de parto, una mujer no tiene ni idea de lo que pueda pasar. Es un estado de mucha vulnerabilidad y de desconocimiento de lo que puede pasar. Tú puedes leer muchos libros y puedes ir a muchas sesiones de preparto, pero es totalmente distinto en cada mujer”, dijo Gómez.
La especialista también destacó que los médicos deben ser conscientes de la importancia de respetar los derechos de cada mujer gestante. Esto incluye permitirle decidir cómo quiere estar, qué ropa prefiere usar, cómo se siente más cómoda, si desea estar acompañada de una doula o solo de su pareja o familiares. También, a su juicio, es crucial respetar su deseo de realizar ejercicios, que en algunos casos puede favorecer la dilatación y el avance del descenso del bebé.
Además, explicó que, cuando se trata de la administración de oxitocina sintética (pitocín), un medicamento utilizado para la inducción o conducción del parto, la mujer tiene el derecho de decidir si quiere o no recibirlo. Gómez reiteró que el médico tratante debe informar sobre las opciones disponibles y cuándo es absolutamente necesario la administración de un fármaco desde el punto de vista obstetrico. Pero, igualmente, es necesario que exista el consentimiento por parte de la madre.

“Siempre es fundamental el respeto y la necesidad de que la mujer esté informada sobre el parto. Nada debe hacerse sin su conocimiento. El médico debe estar siempre atento a las necesidades de la madre, ofreciendo soluciones adecuadas, pero siempre respetando su autonomía”, concluyó la especialista.
Tamara Petkoff: “Se necesitan políticas públicas para garantizar un parto respetado”

Desde niña, Tamara Petkoff sintió una conexión especial con el concepto de la maternidad. Pero fue en su adolescencia cuando descubrió algo que la inquietaba: las madres que eran separadas de sus bebés después de dar a luz. A esa edad, no tenía una respuesta, pero tenía por seguro que deseaba un parto diferente, más cercano y más humano.
Al crecer, su primer embarazo la llevó a hacerse esas preguntas sobre cómo podía dar a luz de forma respetuosa. “No voy a aceptar que me separen de mi bebé”, se repetía con firmeza. Sabía que debía encontrar una forma diferente de dar a luz, que respetara tanto su cuerpo como el de su hija.
Ella descubrió Buennacer Venezuela, una institución que promovía el parto respetado, donde madre y bebé pueden permanecer juntos y no existe el retén de recién nacidos. Allí dio a luz a sus dos hijas, experimentando el parto que había soñado.
Aunque en ese entonces no existía la figura de la doula, fue acompañada por psicólogas que le brindaron el apoyo emocional. Esa experiencia la llevó, años después, a formarse como doula en AuroraMadre, donde, desde hace 11 años, acompaña a mujeres durante el embarazo, parto y posparto. Su labor consiste en brindar apoyo psicoemocional para fortalecer la confianza de las madres y ayudarlas a conectar con su fisiología natural para dar a luz.

“Cuando uno tiene un hijo, queda con tantas ganas de acompañar a esas madres, porque uno mismo pasa por un estado de vulnerabilidad tan profundo que lo único que desea es solidarizarse y ofrecer el apoyo que tal vez muchas no tuvieron en ese momento tan crucial”, expresó para El Diario.
Petkoff comentó que el movimiento de la humanización del nacimiento tiene sus inicios a finales de la década de los sesenta y ochenta en Europa cuando surgieron grupos de ginecobstetra y personas interesadas en implementar métodos más sensibles y cambiar los paradigmas del parto médico y protocolar. En Venezuela, aseveró, existen varias instituciones que tienen entre 8 y 10 años ofreciendo formación de doulas a través de diplomados, que tienen una duración de un año.
La vocera considera el nacimiento como un acto fisiológico tan natural como cualquier otro, pero con una dimensión sagrada, y por ese motivo cuestiona cómo lo aborda el sistema médico, tratándolo como una emergencia en lugar de respetar su naturaleza. Para ella, este enfoque es deshumanizador porque ignora las necesidades emocionales y fisiológicas de la madre y el bebé.

“En la academia no enseñan el proceso fisiológico del parto. Enseñan cómo hacer unas inyecciones, cómo poner una epidural y que la paciente debe estar acostada para poder intervenir, pero cuando una mujer está a punto de parir esto no sucede, pero no se toma en cuenta la parte emocional y la libertad de movimiento”, acotó.
Petkoff señaló la necesidad de políticas públicas que garanticen el derecho de las mujeres a decidir sobre su parto y así evitar que sean víctimas de violencia obstétrica, un acto que se detalla y se pena en el artículo 51 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en Venezuela.
También explicó que, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la persona gestante puede estar acompañada por quien elija, esta norma no se cumple en la mayoría de los hospitales y clínicas del país.
“La institución Aquamater es la única que permite la presencia de una doula durante el embarazo, el parto y el posparto en Caracas. Existen otros centros privados con principios similares en el interior del país. Pero en la mayoria, esta decisión queda sujeta a los protocolos médicos, la decisión del doctor tratante o incluso del anestesiólogo”, expresó.

Petkoff aclaró que las doulas no se oponen a la intervención médica, sino que orientan a las madres para que comprendan cuándo es realmente necesaria.
A través de este acompañamiento, complementa, las madres llegan preparadas para preguntar si pueden moverse libremente durante el parto o sostener a su bebé al nacer. El trabajo de una doula es guiarlas para que expresen sus necesidades y hagan valer sus derechos con la dignidad que toda mujer merece.
Sobre Lilia Gómez y Tamara Petkoff
Lilia Gómez es médico cirujano egresada de la UDO, núcleo Anzoátegui. Es ginecólogo-obstetra egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Estudió Ginecología Endocrinológica en el hospital Clínico Universitario de Caracas y tiene un posgrado en Ginecología Regenerativa. Su instagram es: @liliagomezmd.
Tamara Petkoff es una doula certificada con 11 años de experiencia. Actualmente trabaja en Aquamater, centro que ofrece servicios de parto respetado y cesárea humanizada en Caracas. Ha sido voluntaria y promotora de la promoción del nacimiento humanizado en las maternidades Concepción Palacios y la Santa Ana. Su instagram es: @ecologarte.
*Este trabajo fue publicado el 8 de marzo de 2025 por el Día Internacional de la Mujer.
La entrada Mujeres que sanan mujeres: relatos de especialistas comprometidas con el parto respetado en Venezuela se publicó primero en El Diario.