La amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles del 25% a las importaciones desde México y Canadá ha tenido una rápida respuesta del máximo nivel por parte de los mandatarios de ambos países. Si el miércoles fue la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, la que mantuvo una conversación telefónica con Trump para acercar posiciones en materia de inmigración y drogas, este viernes el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha ido un paso más allá. Trudeau ha volado a Florida para reunirse con Trump y cenar con él. El centro de gravedad de las relaciones exteriores estadounidenses se ha desplazado desde la Casa Blanca a Mar-a-Lago.