La guerra de los aranceles entre Estados Unidos y Canadá registró este martes una nueva escaramuza de imprevisibles consecuencias con la promesa de Donald Trump, presidente estadounidense, de castigar con un gravamen del 50% a la importación de aluminio y acero canadienses, lo que supone doblar su amenaza anterior. La decisión, dijo en un mensaje en su red social, la ha tomado en respuesta al anuncio del lunes de que la provincia canadiense de Ontario subía un 25% la electricidad que exporta al vecino del Sur y pese a que los mercados se desplomaron, también el lunes, ante el temor a una recesión en Estados Unidos provocada por la agresiva y volátil política comercial de la Casa Blanca, en la que fue la peor jornada del año para las bolsas.