El último choque diplomático del Gobierno de Javier Milei se originó en un control de alcoholemia dispuesto el día de Navidad en el lujoso barrio de Recoleta de Buenos Aires. Rusia calificó como “una grave violación del derecho internacional” el proceder de las fuerzas de seguridad argentinas tras la negativa de dos diplomáticos rusos de someterse al test de alcoholemia requerido y a presentar la documentación de los vehículos que conducían. El incidente comenzó a media mañana y se extendió hasta pasado el mediodía, cuando los conductores fueron escoltados hasta la embajada rusa y se les labró un acta de infracción. La dura reacción rusa ante lo ocurrido sorprendió a las autoridades argentinas y obligó a intervenir tanto al Ministerio de Seguridad como a la Cancillería.