La bandera azul y blanco de Naciones Unidas ondea desde hace ya una semana en el Centro de Eventos Valle del Pacífico, en el norte de Cali, la tercera ciudad de Colombia, donde se celebrará desde este lunes hasta el próximo 2 de noviembre la enorme conferencia mundial que se propone frenar la pérdida de biodiversidad. La esperada COP16, bajo el oportuno lema de “paz con la naturaleza” en un país que anhela doblar la página del conflicto armado, es también la gran vitrina internacional del Gobierno de Gustavo Petro, un ecologista convencido, además de un bálsamo para la propia Cali, una urbe que busca un hito que le permita recuperar el empuje de otros tiempos.