Al antiguo Palacio Presidencial de Bolivia, al que este miércoles entraron de forma violenta y sirviéndose de una tanqueta un grupo de militares rebeldes con el recientemente destituido jefe del Ejército, Juan José Zúñiga al frente, se le llama el Palacio Quemado. Es un apodo que le debe a un asalto que sufrió en 1875 cuando una turba lanzó antorchas encendidas desde la catedral aledaña y provocó un incendio que inhabilitó la sede de Gobierno. El edificio, en la plaza Murillo de La Paz, fue reconstruido; pero desde entonces ha sido testigo de decenas de movilizaciones violentas, sublevaciones y golpes de Estado que han marcado su historia.