En la guerra en Oriente Próximo, que cumplirá un año el 7 de octubre, hasta el 71% de las tropas que integran el ejército de Israel —entre los 20 más poderosos del mundo—, son reservistas. Eso significa que, ante el enorme despliegue militar que ha supuesto la invasión de Gaza, el ejército regular no podía hacer frente a la operación con el personal ordinario y ha tenido que recurrir a unos 360.000 profesionales que antes de la ofensiva en la Franja se dedicaban a otras labores y han sido movilizados a toda prisa. Pese a esas dificultades, las Fuerzas Armadas tratan de cerrar filas estos días, sin dar muestras de cansancio o desmoralización.