“Nos hemos salvado por diez segundos”. El israelí Simón, de 59 años, salía a trabajar hacia su taller mecánico cuando empezaron a sonar de nuevo las alarmas, relata a primera hora de la mañana de este domingo. Salió del coche, entró en casa y, a la carrera, se refugió en la habitación de seguridad —una estancia reforzada que disponen muchas de las construcciones― junto a su familia. Entonces, en torno a las seis y media, calcula, llegó el gran impacto. Una enorme explosión a una treintena de metros de la vivienda ubicada en una zona residencial de Kiryat Bialik, a las afueras de Haifa, la gran ciudad del noroeste israelí asomada a la costa del Mediterráneo. Geula, de 60 años y mujer de Simón, gira a su alrededor en medio de la devastación y concluye: “Esto es una escena de guerra. ¡Bum, bum, bum!”. Delante de la mujer, algunos edificios han sido afectados por las llamas, al igual que algunos vehículos, aunque solo ha habido tres heridos.