Un camión que transportaba un contenedor de gran tamaño llegó el pasado miércoles a Jan Yunis, en el sur de Gaza. No llevaba comida ni suministros médicos. En su interior, yacían los cuerpos de 88 personas. Al oír la noticia, muchos palestinos se acercaron para comprobar si entre esos muertos estaba alguno de esos seres queridos cuyo destino desconocen. Los cadáveres estaban irreconocibles, descompuestos; algunos reducidos a la osamenta. Esos restos habían sido introducidos y abandonados por militares israelíes en la calle, relató una mujer al medio Middle East Eye. Israel no proporcionó ningún dato que permitiera identificarlos. Despojados de su nombre y de su historia, esos palestinos han sido enterrados en una fosa común.