Elizabeth Pinzón Ramírez solo tiene agua dos días a la semana. Vive en la colonia Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, en Iztapalapa, la alcaldía más poblada de las 16 con las que cuenta Ciudad de México. Al cruzar la puerta de lámina de su casa, más de 20 cubetas y tambos se acumulan en el patio para cubrir las necesidades de su familia. Cada gota de agua es crucial y muy valiosa. “A veces cae, a veces no”, dice la mujer mientras abre la llave. El agua sale tímidamente porque hoy es martes en la mañana, al llegar la noche dejará de salir y no volverá hasta el jueves o el viernes, asegura. “Huele como a podrido, pero si no la guardas, te quedas sin agua y con esta calor…”, comenta.