Ahora sí que la campaña electoral estadounidense ha entrado en la fase definitiva. Tras el debate a cara de perro del martes en Filadelfia entre la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, los dos partidos ajustan sus estrategias para los 54 días de recta final, en los que la lucha por conseguir la ventaja se promete a muerte. Los demócratas quieren aprovechar el impulso que perciben tras la buena actuación de su candidata. Los republicanos pretenden enmendar el mal sabor de boca que dejaron las intervenciones del suyo.