NUeve personas han muerto y otras 2.800, entre ellas un número indeterminado de miembros de Hezbolá, han resultado heridas al explotar de forma simultánea este martes los buscas que usaban para comunicarse, en una aparente operación sin precedentes del Mosad, los famosos servicios secretos israelíes en el exterior. Tras una primera reacción sin señalar a Israel, la milicia Hezbolá lo ha acabado responsabilizando “plenamente” y ha prometido un “justo castigo en formas que espera y que no espera”. El ataque coordinado lleva a un punto aún más peligroso la guerra de desgaste que mantienen desde hace casi un año y que ya se venía recrudeciendo en las últimas semanas. Es también una de las mayores brechas de seguridad de Hezbolá desde su nacimiento en los años ochenta, precisamente durante la ocupación del sur de Líbano, a la que Israel puso fin en 2000.