Todos los caminos conducen a Springfield. Al menos para Donald Trump y J.D. Vance, quienes en las últimas semanas han hecho de esta ciudad de Ohio el foco de su retórica antiinmigrante y, por ende, de su campaña. Tanto daño han hecho sus repetidas afirmaciones falsas de que la población inmigrante haitiana local se está comiendo las mascotas de sus vecinos, que las autoridades locales han recibido más de 30 amenazas de bombas y el alcalde, el republicano Rob Rue, dice que preferiría que el republicano no visitara la localidad. Trump, por su parte, insiste en que irá aunque no salga con vida.