Una simple actualización informática ha desatado el caos por todo el planeta, con hospitales fuera de servicio, pasajeros sufriendo colas y cancelaciones de vuelos y trenes, bancos funcionando a medio gas y los pagos por aplicaciones suspendidos temporalmente. Todo por un antivirus muy extendido que, en su última actualización, tumbaba el sistema operativo de Microsoft, uno de los más usados del mundo. Mientras los expertos informáticos trataban de ponerle remedio a la “pantalla azul de la muerte”, como se denomina al mensaje de error que ofrece Windows al quedar fuera de juego, las autoridades de los numerosos países afectados, de la India a Alemania, transmitían tranquilidad y daban soluciones de urgencia a la ciudadanía. Muchos especialistas lo califican como una de las mayores caídas globales informáticas de la historia, en una escala casi sin precedentes y que pasará a la historia, como lo hicieron los ciberataques WannaCry de 2017. Los expertos consultados opinan que todavía es pronto para valorar el alcance del problema: pasarán días o semanas hasta que se pueda valorar su incidencia real.